Las ciudades y los gobiernos municipales juegan un papel fundamental en la transición hacia la EC. En las ciudades se concentran las emisiones, los recursos, la producción de residuos sólidos y las finanzas. Los gobiernos municipales tienen en sus manos una amplia gama de palancas políticas y de medidas que pueden utilizar para implementar estrategias circulares, como desarrollar una hoja de ruta para la ciudad, involucrar a las partes interesadas públicas y privadas, desarrollar conocimiento sobre la EC, y educar a la población.
Por lo tanto, existe gran potencial para el desarrollo de estrategias de EC a nivel ciudad. Esta implementación está relacionada con la planificación de cada país y con las políticas públicas que regulan la gestión de residuos y habilitan la formulación de estas estrategias. Por otra parte, se ha consensuado que el concepto tradicional de ciudad no es suficiente para lidiar con los fenómenos urbanos que son crecientemente complejos y complica el desarrollo equitativo y sostenible. Sin embargo, las ciudades pueden tener un papel de liderazgo en la transición hacia la EC en cada nación, implementando y compartiendo nuevos modelos a nivel local y teniendo en cuenta los impactos tanto dentro como fuera del propio perímetro urbano.
Actualmente la EC a nivel ciudad es escasa en la región, sin embargo, existen ejemplos de buenas prácticas en ciudades como Bogotá, Montevideo, São Paulo y Santiago. En Santiago se destacan iniciativas como el uso de buses eléctricos para el transporte público, en Montevideo los centros de reparación y reutilización, mientras que en São Paulo existe un Banco de Alimentos que opera desde 1998 y un programa de manejo de residuos electrónicos.
Para que las estrategias de circularidad tengan el impacto esperado en toda la región, es fundamental que éstas sean desarrolladas con distintos actores transversales que vayan más allá de los gobiernos e incluso que logré agrupar a distintas naciones, por ejemplo en octubre de 2021 se firmó una Declaración de Ciudades Circulares de América Latina y el Caribe. Este acuerdo voluntario reunió a representantes de Bogotá, Buenos Aires, Curridabat, Lima, Puerto Príncipe, Puerto España, Santiago y São Paulo. Los objetivos de este acuerdo son establecer directrices y objetivos claros y medibles de EC para proporcionar una dirección común hacia la transición circular; sensibilizar sobre las prácticas circulares en toda la administración y entre los ciudadanos y las empresas locales; apoyar e incentivar la definición de un marco regulatorio para promover el desarrollo de modelos comerciales circulares; acelerar la inclusión de los principios de circularidad en la planificación urbana, la infraestructura y los procedimientos de gestión de activos.
El acuerdo mencionado y firmado recientemente por los líderes de diferentes ciudades de la región representa una oportunidad para educar a los ciudadanos respecto a la necesidad por desarrollar en conjunto las estrategias para la transición hacia una EC a nivel ciudad. Además, durante el año 2022 se establecerán los lineamientos para lograr los objetivos con vistas al año 2030.